Dice el historiador Julián Casanova que un hombre de sexta o séptima fila consigue entrar en las páginas de historia, pero que una mujer, salvo que sea de excepcional primera fila, no lo consigue.
"Sin la historia de las mujeres estaremos contando y recuperando la historia de la mitad de la sociedad", señala la profesora de la Universidad Complutense de Madrid y exdirectora de la Cátedra de Memoria Histórica, Mirta Núñez.
Y sin embargo, estudie mi carrera de Historia del Arte sin saber quién es Sofonisba de Anguissola (pintora de la Corte de Felipe II), la monja Ende (la primera iluminadora de la Edad Media) o Olympia des Gouges quien ya desde la Revolución Francesa empieza a luchar por los derechos de las mujeres.
Cinco años, una licenciatura y tan solo dos escasas líneas donde aparece en algún rincón el nombre de alguna de esas extraordinarias mujeres que consiguieron atravesar las barreras sociales y el despreció del historiador surgiendo victoriosas como supervivientes únicas del naufragio de la memoria.
Por eso para el 8 de marzo el area sociolingüística está preparando una actividad que colgará del techo del instituto a aquellas mujeres borradas de la Historia, la literatura y el arte devolviéndoles el lugar que les corresponde como hojas siempre vivas del árbol del recuerdo.
En el centro se están realizando un juego en el cual el alumnado tiene que responder a las preguntas según la información que está colgada en la entrada del cetro.
En el centro se están realizando un juego en el cual el alumnado tiene que responder a las preguntas según la información que está colgada en la entrada del cetro.
