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miércoles, 20 de junio de 2018

Libro: Una habitación propia


UN CLÁSICO DE LA LITERATURA FEMINISTA:
UNA HABITACIÓN PROPIA, DE VIRGINIA WOOLF
Por Joaquín Espina Ramos

Quisiera aprovechar la oportunidad que nos brinda este blog de coeducación para recomendar al alumnado mayore de nuestro instituto la lectura de este librito de Virginia Woolf, autora inglesa que vivió entre 1882 y 1941. Es un ensayo de unas 150 páginas que retoma una conferencia que dio la autora a un grupo de mujeres en 1928 (muy pocos años antes se había conseguido el sufragio o voto femenino en el Reino Unido). Virginia Woolf es consciente de que, hasta la fecha en la que ella escribe (y de esto hace solo noventa años), no había apenas mujeres a lo largo de la historia que hubiesen destacado en el campo de las artes o de la literatura. Y ella, como persona inteligente, se pregunta por qué.
Todo el libro, pues, se desencadena por la pregunta que se hace la autora: “¿Qué necesita una mujer para poder escribir una novela?”. Su repuesta es muy simple, pero a la vez muy aguda y lúcida: necesita una habitación propia y dinero. Una habitación en la que pueda correr el pestillo y aislarse de lo que ocurre en el resto de la casa (del cuidado de los niños, de preparar la comida y limpiar la casa, de atender al marido…) y de un dinero propio que le dé autonomía y no tener que estar dependiendo de los ingresos familiares de su esposo o de su padre. Sin esto, dice ella, no es posible escribir. Como nosotros conocemos hoy bien gracias a los estudios plasmados en la pirámide de Maslow, solo cuando se tienen cubiertas determinadas necesidades básicas, como son el alimento y la protección física, el ser humano se puede dedicar a cubrir otras necesidades no menos fundamentales, pero de otro orden, de un orden que podríamos llamar intelectual o espiritual, como es el caso de las artes. En palabras de Virginia Woolf: “La libertad intelectual depende de cosas materiales. La poesía depende de la libertad intelectual. Y las mujeres siempre han sido pobres, […] desde el principio de los tiempos. Las mujeres han gozado de menos libertad intelectual que los hijos de los esclavos atenienses. Las mujeres no han tenido, pues, la menor oportunidad de escribir poesía”.
Woolf replica así a la multitud de estudiosos de la época que aseguraba que la mujer era inferior al hombre en cuanto a capacidad intelectual e insiste ella en que lo que ocurre es que la mujer no ha tenido la oportunidad de demostrar su talento en el campo de la literatura puesto que ha estado secuestrada por otros intereses impuestos por una sociedad que la recluía al ámbito doméstico. No pudo haber una Shakespeare mujer simplemente porque no se le dio la oportunidad de que existiera. Woolf fantasea con el hecho de que si Shakespeare hubiera tenido una hermana con su mismo talento, nunca la hubiéramos conocido, porque nunca habría tenido la oportunidad de escribir más que notas domésticas; quizás ni siquiera hubiera podido aprender a leer. Esto nos enfrenta a una realidad dramática, la del talento que la humanidad ha ido desperdiciando a lo largo de los siglos por la discriminación de la mujer.
Pero Woolf, con gran lucidez, no pretende sin más la equiparación de la mujer al hombre, porque eso volvería a ser injusto con la mujer. El talento que hay que promover en la mujer es su propio talento creativo, que es diferente al del hombre: “Este poder creador difiere mucho del poder creador del hombre […]. Sería una lástima terrible que las mujeres escribieran como los hombres, o vivieran como los hombres, o se parecieran físicamente a los hombres, porque dos sexos ya son pocos, dada la vastedad y variedad del mundo; ¿cómo nos las arreglaríamos, pues, con uno solo? ¿No debería la educación buscar y fortalecer más bien las diferencias que no los puntos de semejanza?”. Todo un canto a la diversidad. Somos iguales (en dignidad y derechos), pero somos también diferentes (afortunadamente).
La educación que recibimos en nuestro instituto debe contribuir a fomentar y defender a la vez esa igualdad y esa diferencia. Y esa defensa es tarea de todos y de todas. La lectura de esta pequeña obrita de Virginia Woolf nos puede ayudar a ello.

VIRGINIA WOOLF, UNA HABITACIÓN PROPIA, AUSTRAL, 10,95 €